Este jueves por la tarde la Plaza de Mayo volvió a ser escenario de expresión popular en la manifestación de lucha de un pueblo con consciencia cívica: en la primera ronda de las Madres tras el balotaje que consagró presidente a Javier Milei, miles de personas llegaron a marchar con ellas. Para sostener y levantar las banderas del movimiento de Derechos Humanos que definen la historia argentina. Y para rendir honor a Hebe de Bonafini, a un año de su muerte, el 20 de noviembre. Y aunque los homenajes a este emblema de los pañuelos blancos que es Hebe comienzan la próxima semana, dado que el 4 de diciembre es el aniversario de su nacimiento, se manifestó su recuerdo y su lucha.
Y en esta plaza, siguiendo las sonrisas de Nora Cortiñas o de Elia Espen, Madres Línea Fundadora, como de Josefa “Pina” de Fiore, Carmen Arias o Carmen “Tota” Guede, de la Asociación Madres de Plaza de Mayo; entre abrazos y lágrimas florecían las semillas de esperanza y justicia que estas mujeres plantaron a cada paso, cada jueves, desde que comenzaron “circular” alrededor de la Pirámide de Mayo, en abril de 1977.
“Acompañar a las Madres” fue la premisa. “Para no perder la memoria” dijo Inés, de la capilla Cristo Obrero y Campesino, de Máximo Paz, mientras sostenía junto a sus compañeras una bandera de Misioneros de Francisco. Junto con otros movimientos sociales y piqueteros como el Teresa Rodríguez, el Polo Obrero o el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), estas mujeres habían llegado temprano a la plaza. Venían de Cañuelas, de Güerin, de Claypole.
Habían estado en Parque Lezama en la mañana, en el Encuentro por Memoria, Verdad y Justicia realizado por organizaciones como la Correpi y sectores de la izquierda para declarar el estado de alerta y movilización “ante el resultado electoral de la fórmula Milei-Villarruel”, expresaron en un comunicado. “Contra la impunidad y en defensa de los derechos humanos de ayer y de hoy”, puntualizaron en el texto.
“No vamos a retroceder”
Ya en la plaza, algunas daban agua a los niños. Sentadas en los canteros, a la sombra. Sus compañeras y compañeros rodeaban la explanada de la pirámide. Allí estaban ya, portando los estandarte de sus desaparecidos, los integrantes del Movimiento de Estibadores Portuario entre muchos otros militantes. Expectantes todos bajo el primer calor de este noviembre atípico, cuando a las 15.30 llegó la combi de la Asociación Madres de Plaza de Mayo que trajo a un puñado de Madres para dar inicio formal a la ronda. Mientras desde otra vereda entraban a la plaza Nora Cortiña y Elia Espen. Y comenzaba la ronda N°2380.
Estaban acompañadas por el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel; el padre Francisco “Paco” Olveira; la legisladora porteña y nieta restituida Victoria Montenegro; entre otros hijos y nietos. Los grupos se hicieron uno. Los gremios como ATE o Sipreba se mezclaban con grupos como el Espacio Puebla. “Es como pueblo, pero versión mujer” bromeó una joven sobre el espacio que responde al gobernador Axel Kicillof. “A 40 años de democracia venimos a decir no vamos a retroceder” definió Diego Chan, referente de Puebla. Contra el negacionismo y por la bandera de Memoria, Verdad y Justicia, la ronda crecía.
Pérez Esquivel llamó a defender los medios públicos, para que “no se privaticen” y remarcó que los dirigentes de LLA “quieren entregar el país”, por lo que convocó a “resistir para recuperar los espacios perdidos”. A esto se sumó el dirigente de ATE Daniel “Tano” Catalano quien le puso palabras a la congoja que esta tarde en la plaza tomaba la forma de la lucha inclaudicable de las Madres: “Hay que salir de la angustia compañeros” animó Catalano. “Hay que salir de la preocupación y ocuparnos de la etapa que nos toca vivir”, enfatizó.
“El domingo fuimos derrotados por un proyecto neocolonial que tiene al partido militar empujando detrás –definio Catalano-. Pero tenemos un piso de un 45% para resistir y sabemos que ese piso va crecer día a día cuando se vayan despertando los trabajadores y trabajadoras que votaron a su verdugo”, reivindicó. “Tenemos que construir una gran resistencia nacional, popular y federal” propuso, mientras un grupo de jóvenes con pañuelos verdes llegaba a escucharlo.
“Somos de la carrera de Comunicación de la UBA” dijeron las chicas. “Y apoyar a las Madres significa apoyar las cosas que no podemos resignar, los derechos que nos merecemos como sociedad”, señalaron. Para algunas esta era su primera ronda. Había emoción en sus rostros. “Está bueno que se haga ruido –evaluaron–, necesitamos expresarnos”.
“La lucha sigue”
Para Federico Montero, secretario de organización de Conadu –la federación de docentes universitarios–, esta elección “marca un punto de inflexión en la historia democrática”. Y era necesario estar “para reafirmar los valores que Hebe nos legó, para reconstruir una mayoría popular que vuelva a poner al país en la senda que las Madres nos legaron” insistió, con convicción.
Con una bandera del pueblo mapuche, Carlos “Puma” Catrileo, un trabajador de la Agencia Telam, sumó su voz en defensa de los medios públicos, ante las declaraciones del presidente electo, explicó. “Porque defenderlos es defender la soberanía comunicacional y la pluralidad de voces”. Liliana Zábalo, del Observatorio de personas con discapacidad, recordó que con el macrismo “160.000 personas con discapacidad quedaron indefensas, y no queremos que eso ocurra de nuevo”, señaló.
Otra joven con atuendo mapuche contó que se llama Sol Ungar pero tramita su apellido originario: “Calfucurá, Calfú es azul, curá es piedra”, tradujo. Considera que estar aquí “expresa que somos una entidad de lucha, nuestros pueblos aportaron los mejores guerreros para la independencia, y no hay otra forma de posicionarse en la vida, es con ellas (las Madres) y por nosotros mismos”.
Mientras la ronda seguía y el acto también, el periodista Javier Romero, más conocido como “el Profe” y habitué de estas rondas fue enfático y sintético: “Nos ganaron una elección, no es la guerra, no nos han vencido. La lucha sigue” remarcó. A su lado, Valentina, una joven italiana que desde 2014 vive en Argentina, asombrada todavía repasaba los ánimos del domingo: “Me sentía vivir en una realidad distópica. En este país aprendí un montón de lucha, y ese día sentía vergüenza ajena por escuchar decir que no existió el terrorismo de Estado”.
Luciana, su amiga argentina, docente de teatro, explicó que “hoy acompañar a las Madres es mostrar que no nos olvidamos de lo que pasó, y aunque ellos tienen los votos, no tienen el poder de destruirlo todo”. Para concluir definió: “Acá nosotros vinimos a abrazarnos y a darnos amor, para seguir. Y eso algo que ellos nunca van a poder hacer, porque no tienen amor” sostuvo.
La ronda había terminado pero dos Madres en sillas de rueda eran acompañadas por decenas de personas por Avenida de Mayo. “Norita y Elia van a un café” explicaron. En el trayecto hubo cantos, fotos, y un abrazo sentido con Sergio Maldonado. El bar las recibió con aplausos de pie, y entre los agradecimientos que recibían, se destacó el amoroso saludo de la gran artista que es Cecilia Rossetto.